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!Un sombrero para la Reina!

!Un sombrero para la Reina!
22/09/2022

!Un sombrero para la Reina! retumba en el salón, entre cintas, plumas y flores de seda que sirven de adorno a una multitud de sombreros, a cual más extravagante y colorido.

El lacayo con librea y peluca avanza hacia un nervioso sombrerero, el cual, rodeado de alfileres y carretes de hilo se afana en rematar el ala de un gran sombrero de paja florentina. El joven le entrega un sobre lacrado, en el van las medidas y los requerimientos del capricho Real. El sombrerero lo toma y se desmorona sobre la mesa de trabajo al oír con voz firme y autoritaria: ! para mañana!.

Así nos imaginamos un encargo Real verbigracia de Lewis-Carroll y su Alicia. Yo creo que la realidad, afortunadamente , es otra.

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Me imagino un humilde taller en Berkeley Square dónde un atractivo danés con traje y eterna pajarita en modo diez y cuatro, espera visita.

Hace unos meses que ha regresado de Bombay a dónde partió buscando una clientela para sus sombreros entre los colonos ingleses. Volvió con un nombre reconocido entre la clase alta inglesa, pero con los bolsillos vacíos.

Aagen Thaarup ,que así se llama nuestro sombrerero, no sabe que no los llenará nunca aún siendo el sombrerero más ingenioso y buscado de su época.

Tampoco sabe que esta visita que espera traerá consigo una preciosa niña que reinará bajo el nombre de Elizabeth II y a la cual le diseñará uno de los sombreros mas famosos de toda su carrera: un tricornio con pluma de águila pescadora que lucirá en el Trooping of the Colour de 1951. Para eso aún quedan unos años, de momento debe centrase en que la Duquesa de York, madre de la niña, esté contenta con el diseño de sombrero de ala ancha con velo que le ha confeccionado y con el que la Duquesa se siente a gusto. Recordará perfectamente esa primera visita y mas tarde lo relatará en su libro de memorias " Heads & Tales" de esta manera:

Una señora vino a verme a Berkeley Street. Era escocesa y de noble cuna, y poseía uno de estos cráneos muy grandes. La peluquería, por supuesto, de vez en cuando hace una diferencia en las medidas de la cabeza, pero la medida de esta dama era excepcionalmente grande y su cabeza también era muy redonda.

Era una dama encantadora, llena de buen sentido. Su voz era sumamente atractiva y su acento encantador.

Ahora bien, cuando una dama es agradable, el servicio siempre es correspondientemente agradable. Naturalmente, si un cliente se deja en mis manos, siento el deber de hacer lo mejor que pueda. Por otro lado, si un cliente viene a mí y dice: 'Yo sé más', entonces mi entusiasmo se desvanece y siento que alguien más en la tienda puede servirle igual de bien.

Pero esta señora me lo dejó a mí, y aunque tuve alguna dificultad creo que lo logré.

Me gusta pensar que siempre he sido tan concienzudo, y ciertamente he tenido algunas recompensas sobresalientes. Este fue un ejemplo en el que iba a recibir uno de los más hermosos. Llegó de la nada, tan inesperadamente como estimado.

Durante mucho tiempo había albergado una ambición secreta de hacer sombreros para cinco mujeres en particular. Para tres de estos ya había ganado ese privilegio. Greta Garbo, cuya gran belleza me fascina, fue una de las no alcanzadas. Quedaba uno más cuyas fotografías me habían interesado y cautivado durante tanto tiempo.

El teléfono sonó. "¿Puede el Sr. Thaarup estar a las tres en punto para recibir a Su Alteza Real la Duquesa de York?"

Mi amable señora escocesa me había recomendado a la duquesa, ahora reina madre. Por fin iba a tener la oportunidad con la que había soñado.

Dejo el auricular, no del todo presa del pánico, pero no muy tranquila. Simplemente pensé que debía hacer todo lo mejor posible. Preparé mi pequeño salón, encontré algunos sombreros extra bonitos. Mi stock todavía no era tan grande; ¿Querría la duquesa un sombrero rosa o un sombrero negro, de fieltro o de paja?

Luego, por supuesto, estaban las escaleras. Todo estaba bastante presentable, casi elegante hasta el segundo piso, pero después había tablas desnudas. Rápidamente tomé prestada una pequeña tira de alfombra roja y la aseguré con chinchetas.

Arreglé todo; Bajé las escaleras y me paré en lo que sentí que era una posición estratégica. Nunca antes había recibido Realeza, pero ahora había hecho todo lo posible, y no había nada que hacer sino esperar, lo más autocontrolado posible.

Misteriosamente, la noticia ya había viajado al otro lado de la calle. Un puñado de niñas y mujeres ya estaban esperando cuando Su Alteza Real salió de su automóvil con su dama de honor.

Acompañé a la duquesa y a su acompañante al ascensor, tan pequeño que tuve que meterme en él para cerrar las puertas, y luego pulsé el botón del segundo piso.

"Lo siento", dije sin convicción. "Aún queda un poco más".

¿Se vería decente la pequeña alfombra roja? ¿Y arriba, la Escalera de Jacob, y mi cuartito en gris? ¿La alfombra blanca y negra del suelo, las sillas cromadas?

Nerviosamente, descorrí la cortina de tweed que cubría mi armario. Un sombrero rosa se cayó y la duquesa sonrió. La ola de frío se rompió.

Siempre que recuerdo aquella primera visita de la Reina Isabel, la Reina Madre, recuerdo esa sonrisa; ese increíble flujo de calor. El sentimiento de sensibilidad y amabilidad que inmediatamente tranquiliza a otro ser humano.

Inevitablemente, un aura especial rodea a cualquier personaje real, pero la Reina Isabel, la Reina Madre, tiene un poder especial para hacer que aquellos en su presencia se sientan felices y tranquilos.

Es el primero de muchos, el no lo sabe. 

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Tampoco sabe que su honor se verá en entredicho por una publicación difamatoria siendo ya proveedor oficial de la futura Reina Elisabeth II. Es muy duro ser uno mismo en esos tiempos, es de valientes afrontarlo y luchar como el lo hará, saliendo indemne gracias a su fuerza e ingenio. Felizmente verá llegar el momento del Swinging London y su trabajo con Vidal Sassoon, adaptación a los tiempos se llama, te había dicho que era muy ingenioso y muy buen vendedor.

Aagen Thaarup se convertirá con su trabajo  en referente para todos los sombrereros de su época y de la nuestra .



Unos años más tarde , el azar consigue que otro modelo de tricornio( esta vez rosa), un alumno del señor Thaarup sea reconocido como proveedor real, pero eso se merece otro post.


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